Quienes son los Pioneros de Schoenstatt?

¡Pionero de Schoenstatt, abre camino!

Los pioneros de Schoenstatt son jóvenes católicos de entre 13 y 18 años que buscan vivir esta etapa de sus vidas de una manera diferente. Su motivación principal es el amor que les tienen a Jesús y a María. Ese amor, buscan cultivarlo en sus grupos y en la rama, viviendo experiencias con otros jóvenes que les permitan desarrollar sus dones al máximo y entregarse por completo al servicio de Cristo. Y así van participando año a año de diferentes actividades: campamentos, retiros, misiones, apostolados, las mismas reuniones de grupo, etc., que los van transformando en personas libres y apostólicas.

Los pioneros no son diferentes a la sociedad, ellos son al igual que todos nosotros, parte de la sociedad: van al colegio, tienen que estudiar, hacer deportes, salir con sus amigos, y las mismas cosas que todos los demás jóvenes pero, tienen la especial convicción de que el mundo necesita de Dios y de su testimonio. Por eso, quieren cambiar las cosas, quieren abrir camino, para que el mundo sea un verdadero reino de Cristo.

jueves, 21 de enero de 2016

Los Congregantes: Jose Engling

Congregantes




Conociendo a Jose Engling

7. José Engling, nuestro hermano mayor






. ¿Cómo era José?
 • José era alto y robusto, pero como había tenido un principio de poliomelitis cuando niño, era un poco encorvado y se movía torpemente. Además tenía algunas dificultades para hablar (blanco para las tallas).
• Era de carácter bonachón aunque a menudo perdía la paciencia y se enojaba en serio. Tenía una voluntad de hierro y era perseverante como ninguno: cuando se convencía de algo daba todo por realizarlo, y siempre en forma muy práctica. Era muy noble y un fiel amigo


.
¿Cómo llegó José a Schoenstatt?
 Schoenstatt quedaba a mucha distancia de su ciudad., pero en su parroquia recibían un diario de los misioneros Pallottinos, que se llamaba “Estrella del África”. De ahí se entusiasmo con la idea de ser sacerdote misionero. Para ello tenía que estudiar e ir a un seminario, por eso partió al seminario menor de los Pallottinos en Schoenstatt cuando tenía 14 años.



¿Qué pasó con José Engling cuándo llegó a la escuela en Schoenstatt?
 En un comienzo no tuvo muy buena llegada en el curso: sus compañeros lo veían como un campesino algo bruto, que modulaba pésimo, y además era lento para captar las cosas. Se reían de él y le hacían tallas porque era tan grande y torpe (P. ej: Cuando hacían la limpieza lo molestaban escondiéndole la escoba u otras gracias para hacerlo rabiar. El las aguantaba con paciencia hasta que reaccionaba bruscamente. Un día cuando trabajaban en el jardín unos ociosos empezaron a tirarle bolitas de barro. El se daba vuelta pero no los pillaba, hasta que al fin se dio vueltas y le largo una bola al cabecilla en la cara) Fue un año duro para José, pero con el tiempo se superó al punto de ser el 1 del curso. Sus compañeros aprendieron a quererlo porque siempre ayudaba, no era ambicioso ni se mandaba las partes. Su perseverancia fue reconocida y valorada por todos.



¿Cuándo conoció José Engling al P. Kentenich? 
Precisamente cuando llegó a Schoenstatt, el P. Kentenich era el director espiritual en el colegio. Con él se podían confesar, y también les daba una clase de religión a la semana. Era el padre que se había ganado la confianza y la simpatía de todos porque era diferente: no los molestaba con medidas disciplinarias; era exigente pero daba libertad. Siempre podía uno conversar con él. En sus clases todos participaban y hablaba de temas interesantes. Esta forma de ser cautivó a José. Uno de los temas que lo apasionó fue el de educar el carácter por sí mismo y saber que en cada uno hay dentro un animalito (lo que tira pa‘ abajo) y un angelito (lo noble y positivo)



¿Qué fue lo que entusiasmó a José Engling en Schoenstatt?
 José no estuvo el 18-10-14 en Schoenstatt, llegó dos semanas después de sus vacaciones. Algo escuchó después y lo que más le impresionó fue lo de “contribuciones al Cap. de Gracias de la Madre de Dios”, que entendió fácilmente dado su espíritu práctico. A su vez, el padre Kentenich comienza a hablar en sus instrucciones sobre la necesidad de santos que requiere el mundo para superar los problemas de la guerra que había comenzado (batalla entre el bien y el mal); esto es, “el santo oportuno”: el hombre de heroico amor a Dios y que pasa la prueba de fuego en las pequeñas cosas de la vida diaria. Es el que hace en forma extraordinaria lo ordinario (fidelidad cumplida en cosas pequeñas). Con esta motivación decide en esa época: “quiero ser santo”. Este ideal debería alcanzarlo mediante las contribuciones al Cap. de Gracias de María en el Santuario ( Ideal del santo de la vida diaria).



 El plan de lucha
 Estando en un retiro (dic. 1915) José elabora un plan práctico para alcanzar la santidad, el cual constaba de cuatro frases básicas:
 Quiero ser santo Dios mío, haz que muera antes que te ofenda con un pecado venial Quiero ser todo para todos y enteramente entregado a la Madre de Dios. Quiero ser concienzudo hasta en lo más pequeño (la fidelidad en lo pequeño es la señal del santo de la vida diaria).
Para que estas frases no se quedaran sólo en buenas intenciones, se hizo un examen de conciencia y cada mes tenía un propósito que controlaba por escrito. Cada noche meditaba acerca de sus propósitos. Luego decide comenzar a escribir un diario de vida para anotar cómo se iba desarrollando su plan de lucha. José era práctico, realista y consecuente.



La Primavera del Mes de María (Mayo en Europa)
 En el esfuerzo por realizar el plan de lucha no fue tan brillante: a veces bien y a veces muy mal. Se da cuenta de que sólo, a fuerza de voluntad, no puede realizarlo. De pronto se acuerda de su consagración a María y se convence de que sólo con su ayuda podrá realizar su ideal. Comienza a leer todos los días algo sobre María para conocerla más. De ese modo va queriendo más a la Mater, le reza muy seguido y se da cuenta que el amor a ella unido a su poder mueve montañas. En el mes de Mayo (primavera, mes de María) se le ocurre una idea genial: imitando a la naturaleza, quiere hacer de su corazón como un jardín en manos de María; tomó un papel grande y escribió “Flores de Mayo” (del jardín de mi corazón, puesto a los pies de la Reina de Mayo):

 “Madre, sea a ti consagrado el jardín de mi corazón. Para ti lo voy a plantar y a cuidar: La rosa del amor y de la consideración (Quisiera tb. que esa rosa se te asemeje. ¡Oh, Madre!, así como la rosa es la reina de las flores, así tb. sé tú reina de mi corazón. Para ti, reina mía, sean mis sacrificios gratuitos, puestos a tu entera disposición, y en especial: actos de ofrecimiento a ti conversaciones sobre ti; salutaciones a tu cuadro; visita a la capilla de la congregación; Rosario; comunión; jaculatorias; etc...) El “No me olvides” (fidelidad) La violeta (humildad) La flor de la pasión

 José Engling y el santuario 
José fue el primero en comprender la misión del santuario, tal como la había expuesto el P. Kentenich el 18-10-14: ser un lugar donde la Mater se establecería y repartiría abundantes gracias para inducir una renovación de la Iglesia y del mundo. Todos debían aportar a ese capital de gracias. El siempre iba al santuario a saludar a María. Este fue transformándose en el centro de su vida espiritual. La propia historia de su alma se había ligado íntimamente al santuario: su hogar espiritual. Va ahí hasta 7 veces al día y ofrece todo su esfuerzo por la santidad para que se realice la misión del santuario

 Su santo y seña
 A medida que iba realizando su plan y se entregaba a María con todo su corazón, fue descubriendo el sentido de su vida, su misión personal, que el llamó su santo y seña: “Ser todo para todos y estar enteramente entregado a la madre de Dios”. Esa entrega y servicio eran su felicidad. Este ideal personal debería realizarlo en toda circunstancia de su vida, de ello dependería su santidad.

 El comienzo de la guerra: en el cuartel
 La 1ª guerra mundial comenzó en 1914. Al final de 1916 José y 17 compañeros son también llamados al frente de batalla. Ya no estaría cerca del santuario ni del padre Kentenich y, sin embargo nada podía dispensarlo de cumplir su ideal de santidad: ahora el medio sería muchísimo más adverso y sería el momento de la gran prueba. La vida militar es un verdadero martirio para José. No tiene la facilidad para el manejo de las armas, es más bien torpe. El ambiente rudo e inhumano contrastaba con la personalidad de José; muchas veces debió aguantar burlas e injusticias. Una vez quedó sin licencia por no saber saludar correctamente. Pero José no se desanimaba. En esa situación se le planteó la pregunta: “¿Debo hacer mis oraciones de la noche de rodillas ante mi cama, y la señal de la cruz antes de las comidas?” A pesar de las burlas, decide hacerlo por la Mater como prueba de valentía. José tuvo que hacer un largo período de instrucción y no lo dejaban ir al frente por su mala vista. Pasó por varios cuarteles donde debió soportar duras pruebas. Al final todo le era monótono y debió luchar duramente contra la sequedad, indiferencia y flojera  (RELAJAMIENTO),



 sus propósitos andaban mal. Pero supo hallar una salida al ir ofreciendo todo a María para agradarla. Sus compañeros de la congregación no andaban mejor. José se esforzó por no perder el contacto con ellos y los animaba por carta a mantener la bandera de los ideales en alto.

En el frente oriental: Rusia (Junio 1917)

 Su regimiento fue destinado al frente oriental: Rusia. Ahí comenzó un tiempo de trabajo duro y hambre; costaba mantener la vida espiritual. Lo único que ayudaba a José era su horario espiritual y sus cartas al P. Kentenich. A pesar del intenso cansancio, José se esforzó por escribir a los demás congregantes dispersados en el frente de batalla (la organización exterior) Con su grupo se propuso llevar por escrito el horario espiritual aunque estuvieran en las trincheras y además ahorrar dinero (cigarrillos) para ayudar a financiar la revista M.T.A. Todos le escribían a J.E. para darle cuenta de cómo les había ido con los propósitos. Al llegar el invierno todo se hizo más duro. Los soldados se preocupaban sólo cada uno de sí mismo ( a J.E. le robaban las frazadas, su ropa, etc...), pero J.E. no dejaba de cumplir fielmente con su horario y hacer vida su ideal: Todo para todos.

 El traslado al frente occidental:
 frontera con Francia (1918) Durante el traslado al nuevo frente, los soldados se aburrían y mataban el tiempo jugando cartas. José también participa del juego, pero de tal manera que se envicia y llega a olvidar sus deberes espirituales. Le costó su tiempo superar el vicio por el juego. Luego se arrepintió profundamente y le escribió a su padre espiritual pidiéndole una penitencia. También decidió hacer primero lo esencial, luego lo necesario y por último lo agradable. Se propuso no jugar durante un mes, pero no resistió la tentación y jugó (en castigo se privó de comer [había muy poco alimento])



En el frente occidental
 La vida comienza a hacerse durísima debido al frío, la nieve, el hambre, el cansancio, las malas noticias del frente, desersiones, etc... J.E. había sido destinado a un comando de avanzada, pero el peligro de muerte no lo asustaba. A un amigo le confesaba que con gusto recibiría la muerte de las manos de la Madre de Dios. En medio del peligro él y su grupo preparaban un pequeño retiro (en los días de Carnaval). Allí anotaba en su cuaderno: mantener la lucha por la santidad, ser un apóstol guardián para los congregantes; no mentir jamás y santificar el día domingo. La continua comunicación con el padre espiritual sobre su examen de conciencia. Los ideales de la Congregación, sobre todo el paralelo Ingolstadt-Sch. debía tenerlos siempre presente así como el control del orgullo en su propósito particular.

 finalmente incluyó las meditaciones en su horario espiritual. “Quiero ser santo a través de mi director espiritual” Los ejercicios espirituales le sirvieron de muralla en torno suyo para no dejarse influenciar por el medio. Entre sus preocupaciones seguía presente la vida espiritual de la congregación, de que todos se mantuvieran fieles. Les escribe animándolos y proponiéndoles el uso del horario espiritual para hacer frente a las situaciones adversas. LA HISTORIA DE LA CONGREGACIÓN FUE UNA RÉPLICA DE SU PROPIA ALMA.



En los campos de batalla de Flandes
 A José lo asignaron, como voluntario, a un lugar muy peligroso. A pesar del peligro, a todas partes iba con su diario espiritual:

• Hacía diariamente su examen de conciencia
• Escribía regularmente a su padre espiritual contándole de su vida interior. La guerra se ponía cada vez más cruenta y José se esforzaba por vivir ahí su ideal de ser todo para todos:
 • En los momentos de peligro se ponía en el lugar de alguien más cansado o de más edad: “CAMARADA, QUÉDATE, YO IRÉ EN TU LUGAR”.
• Ayudaba a llevar a los heridos
• Desenterraba a los que habían quedado cubiertos por las explosiones

Todos estos sacrificios los ofrecía a María: quería ser un santo bajo la protección de la Sma. Virgen y ponerse a su servicio. Todo lo que le acontecía, cansancio, hambre, ataques sorpresivos del enemigo, marchas llenas de peligros, trabajos pesados, todo debía ser transformado en contribuciones al Capital de Gracias.



El ofrecimiento de su vida a la MTA 
En medio de las trincheras buscaba la paz interior en la oración, hablando con María. Allí cuando le ofreció su vida a la Sma. Virgen, si ello pudiera servirla en algo: “QUERIDA M.T.A, AQUÍ ME TIENES NUEVAMENTE COMO OFRENDA. A TI TE OFREZCO TODO LO QUE SOY Y POSEO, MI CUERPO, MI ALMA CON TODA SU CAPACIDAD, TODO MI HABER Y MIS BIENES, MI LIBERTAD Y MI VOLUNTAD. SOY TUYO, HAZ DE MÍ LO QUE QUIERAS. SI ES TU VOLUNTAD, DÉJAME SER UN OFRECIMIENTO POR EL TRABAJO QUE HAS IMPUESTO A NUESTRA CONGREGACIÓN. LLENO DE HUMILDAD, TU INDIGNO SIERVO, JOSÉ ENGLING” Cuanto más cobijado en María, más sereno, seguro y con más valor se sentía. Cobijado en María le perdía el miedo a la muerte.



 Con permiso en Schoenstatt 
Toda la compañía de José tuvo un permiso por tres semanas. José va a su casa y luego pasa cinco días en Schoenstatt. Ahí pudo orar con tranquilidad y conversar detenidamente con el P.K. contándole todo lo que le había ocurrido y conversándo sobre cómo habría de seguir el desarrollo de su vida interior. El encuentro con María en el Santuario lo conmovió profundamente (su recuerdo siempre lo había confortado y cobijado) De regreso en el frente se encontró con un panorama desolador: la moral baja, críticas y desaliento. Se propuso entonces no quejarse. También se propuso con su grupo conquistar nuevos miembros para Schoenstatt. A pesar de sus esfuerzos por motivar la vida de grupo, algunos lo abandonaron, e icluso más tarde ya todos dejaron de escribir ( desilusión). En ese momento J.E. estaba completamente solo, pero permanecía fiel a sus ideales.

Al final de su vida: una palpable cercanía de Dios
 En el último tiempo de su vida se sintió como nunca más cerca de Dios. Le hablaba constantemente y hablaba del hábito de andar en la presencia de Dios. Esto le daba seguridad y sentía que Dios lo acompañaba y lo veía en cada momento. Eran días de terror, muerte y desesperación por todas partes y a pesar del cobijamiento en Dios la vida no le era fácil y debía esforzarse por superar sus debilidades. Así escribe: “Madre, ayúdame para que pueda continuar. Ayúdame a sobrepasar el terror” En su última carta al padre espiritual José le decía que se había sobrepuesto a sus debilidades y se sentía en paz.

La muerte (04-10-1918)
 Desde septiembre la fuerza defensiva alemana comenzaba a flaquear. En la noche del 3 de Octubre se ordenó la marcha al frente cercano a Cambrai (norte de Francia). La Compañía ya no tenía fuerzas y marchaba pesadamente en silencio. José se dedicaba a levantar los ánimos de los demás. Al día siguiente, hambrientos y cansados se tendieron en el suelo a unos metros de un cementerio. No habían comido porque la cocina se había retrasado. En la tarde del 4 de Octubre llaman a José para avisarle que había sido designado para formar parte del comando de vanguardia y que debía partir inmediatamente. Por si no volvía se despidió de sus compañeros con el presentimiento de que así sería.

No hay comentarios:

Publicar un comentario